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8 códigos sagrados del mate

Como todo ritual, la ronda de mate tiene sus reglas implícitas que es necesario conocer para no pasar por maleducado.

Cada vez que preparamos un mate, no estamos haciendo una simple infusión. Estamos iniciando un ritual, estamos convocando a nuestros ancestros, estamos poniendo en movimiento una energía que nos supera y nos precede. El mate recorre esta zona desde antes de que la Argentina fuera la Argentina. Y, si bien la mayoría de nosotros venimos de los barcos —como se dice—, a través del mate anclamos en este territorio y nos arraigamos a estas tierras. Esa condición de ceremonia sagrada que está asociada al consumo de yerba mate hace que, a lo largo del tiempo, se hayan formado ciertos códigos que guían de forma implícita las rondas. Son cuestiones que no están escritas en ningún manual de instrucciones, que nadie explica abiertamente, sino que las vamos aprendiendo desde chicos, tomando mate con los grandes, metiéndonos de a poquito en ese mundo de pequeños rituales compartidos. Algunas de estas reglas tienen algún tipo de justificación práctica (aunque no comprobada); otras simplemente son cosas que se hacen, y punto. El famoso “porque sí” que nos decían nuestras madres cuando no tenían un motivo concreto para prohibirnos hacer algo que queríamos. Repasemos algunos de estos códigos

  1. El cebador siempre toma el primer mate

Primero una aclaración: el cebador no va a ser necesariamente el anfitrión de la reunión. El dueño de la casa no está obligado a tomar ese papel. Dicho esto, algo que sí es una regla inamovible de las rondas de mate es que quien ceba el mate se toma el primero de todos. Es más: lo ideal sería que lo escupa, pero eso no se da en todos los casos.

  • La ronda va de derecha a izquierda

A este respecto puede haber opiniones encontradas, pero la tradición dice que la ronda del mate comienza con la primera persona sentada a la derecha del cebador. Esto toma sentido dado que la forma correcta de entregar el mate es con la mano derecha y la bombilla apuntando al tomador. Esta actitud representa un signo de afecto.

  • Tomar el mate ajeno es pecado

Como decíamos, la ronda va hacia la derecha del cebador, en ese orden y nada más. Cada uno debe esperar su turno, de acuerdo al lugar donde esté sentado. Por eso, es habitual escuchar un “¿a quién le toca?” o “¿quién tomó recién?” de boca del cebador, para poder seguir cumpliendo su rol como corresponde. Si por casualidad cae en tus manos un mate recién cebado y no es tu turno, tomarlo sería una falta de respeto. No se roba el mate ajeno.

  • Si te devolvieron el mate por error, dale un beso

A veces sucede que algún distraído termina de tomar su mate y se lo devuelve a otra persona que no es quien está cebando. En ese caso, quien lo recibe por error debe darle un beso al recipiente en la base y devolverlo al cebador. ¿Por qué? Nadie lo sabe, pero es lo que se hace. Y punto.

  • El mate se destapa a golpecitos

Otro de los gestos de ternura que tenemos hacia el mate tiene lugar cuando lo sentimos tapado. En ese caso, se dice que hay que darle unos golpecitos suaves en la base mientras lo tomamos para que la bombilla se destape. ¿Funciona? A veces sí, otras no. Pero con probar no perdemos nada.

  • La bombilla no se mueve

Preparar un mate lleva toda una técnica que el cebador va perfeccionando con los años. La cantidad exacta de yerba, el ángulo de inclinación perfecto, el agua a la temperatura justa, la bombilla estratégicamente ubicada. Por todo esto, es directamente un insulto que alguien toque la bombilla y la mueva de su lugar, o se ponga a revolver el mate. El mate se toma así como viene y se devuelve de la misma forma.

  • No agradecer, a menos que no quieras tomar más

Nos enseñaron que dar las gracias es un signo de respeto y educación. Por eso, es habitual que, al devolver el mate, sintamos el impulso de agradecerle a quien se ha tomado la molestia de ponerse en el rol de cebador y animar la ronda para todos. Sin embargo, es importante que sepamos que, al decir “gracias”, el cebador interpretará que no queremos más mates y nos salteará en la ronda la próxima vez que sea nuestro turno. Por eso, nunca digas “gracias”, a menos que quieras que ese sea el último mate que recibas.

  • Si te toca el último mate, te casás

Van pasando los mates y el agua se va acabando. Pero, al parecer, nada es azaroso en el mundo del mate. Si te toca el último de todos, seguramente alguien te diga que te vas a casar. Si eso es tener buena suerte, ya lo evaluará cada uno.

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